El hombre crece en razón, intereses y en anhelos.
Por Darwin Rojas
El Karate Do perdura a pesar de los grandes cambios que la humanidad a realizado desde los orígenes de este arte marcial. En momentos en que la hiper comunicación sigue en ascenso entre buena parte del mundo ( ojo! aún hay sociedades que viven fuera de los avances tecnológicos ) el Karate Do, más allá de su estilo, sigue presentándose como otra manera de comunicación y código de mensajes que mantiene a una no despreciable, comunidad internacional unida y vinculada con los lazos de la amistad, el reto personal y el respeto.
A golpe de un clic se puede interactuar con el mundo; figurar de manera efímera, fugaz entre la la ola de imágenes y archivos en la ficción de realidad que se ha inventado y perfila los sentidos..o los nuevos sentidos, del hombre citadino y algunos pioneros en "tierras" novedosas, concernientes a la razón del ciberespacio.
El hombre crece en razón, intereses y en anhelos. Ayer simple calor de hogar, hoy la emoción de la intemperie de peligrosas fronteras; nuevos planetas, nuevos oficios, dominio y poder desde la plataforma del teclado y la anulación del abrazo frente a frente.
Se cambia, se viaje en constante vuelo sin saber con exactitud que viento es mejor...mientras los unos a los otros se atrapan y se liberan en angustias e intrigas inventadas en el oropel del " nuevo mundo" .
Y entre todo esto, entre esto y más, la raíz del hombre sigue entre cadena y ancla. Sueña pero no todos se van.... algunos quedan en lo tangible, en la lucha simple y honrosa, en el error y su manto de superación. En el segundo, en el minuto vivido sin separar el cuerpo y el espíritu...el grito de anhelo de ser quien se es...en luchar para perder si es necesario. Convocar al arte entre el cansancio, el miedo y el tenor de la firmeza que entrega el DO marcial.
Los tiempos corren, la dirección es por allá y por acá. El Karate Do no sucumbe a los colores, entre blanco y negro brilla entre valientes, ganadores y perdedores. Transforma la lucha en arco y diana, no te apaga la luz, se permite sacar tu furia, tu mirada de cazador, te hace fuerte, calmo y osado. Te presenta a Japón , te enfrenta al otro y a tu cuerpo. Te viste de acción, te presenta a tu espíritu.