Lafcadio Hearn, KOKORO
El estudio del combate cuerpo a cuerpo ha ido cambiando en el transcurso de la historia de la humanidad, dependiendo de los procesos culturales y sociales en que se desarrolla, características geográficas en donde se vive y la tecnología del momento. Además cabe destacar que son muchos los factores que lo hacen evolucionar y establecerse en su momento histórico con características que lo llevan a la búsqueda de la eficacia en una constante evolución marcada con el margen de movimiento corporal, estipulado por nuestra natural condición biomecánica.
El karate-do, sistema de combate originario de Japón, es un ejemplo de cómo la influencia cultural influye o puede influir en los movimientos técnicos de un sistema de lucha cuerpo a cuerpo.
El Kumite básico desarrollado por el karate-do en sus versiones de gohon kumite, sanbon kumite, ippon kumite, kaeshi ippon kumite, jiyu ippon kumite, okuri kumite, y por extensión el shiai kumite, , happo kumite, etc. se caracterizan por su elaborada y minuciosa manera de estudiar el movimiento respecto al combate, orientado a la práctica y revisión de la distancia, el timing, la precisión, el movimiento de las extremidades superiores e inferiores, el centro de gravedad, la adaptabilidad física y emocional dependiendo de las características del oponente, puntos vitales, valores emocionales, concentración mental, velocidad de reacción entre otros factores importantes en la lucha cuerpo a cuerpo.
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Este argumento tan amplio en contenido y en dificultad de aprendizaje en que cada una de sus partes se sostienen y se respaldan entre ellas, construyen un conjunto educado y controlado de movimientos corporales que intentan preparar al karateca para enfrentar la realidad del combate pero consiente que esta tiene la dificultad de las circunstancias y el interés ferviente del oponente por vencer. Las técnicas de defensa y ataque del karate-do surgen exactos con énfasis en posturas estables, golpes apoyados en el giro de la cadera, patadas con una total expansión del cuerpo, buscando siempre eficacia y exactitud. El karate-do se plantea con movimientos sin aditivos y se nutre de valores fundamentales de la nación nipona como lo son el honor, la lealtad, armonía, valentía, amor a su patria y un alto sentido de la sobrevivencia.
La misma historia japonesa muestra una cultura austera, ser una isla rodeada por la inmensidad del mar sin saber cuando un movimiento telúrico dejará en el piso pueblos o ciudades enteras indiscutiblemente templa el espíritu y condiciona la sintaxis mental de la nación hacia un constante estado de alerta. Lo perenne se observa como ilusorio, sólo la certeza de lo perecedero abrió en Japón el ánimo a lo efímero. El karate-do no tiene adornos, muchas veces sus argumentos técnicos dejan al descubierto importantes partes del cuerpo, la victoria no siempre espera la salvación: "La flor de cerezo es hermosa en ese instante, cuando cae."
El exigente código militar y filosófico que impusiera por varias centurias la casta samurai marco los protocolos sociales y de conducta tanto de guerreros como de los demás integrantes de la sociedad, incluso de sus detractores y enemigos. Para vencer había que conocer las costumbres del oponente. Que mejor caso que el espíritu de sobrevivencia y orgullo de Okinawa, en donde se construyeron los cimientos del karate-do.
El Bushido llevó al máximo pedestal lo efímero de la vida y la intensidad de vivir en el ahora que propone el budismo Zen. La técnica corporal del combate surge segura, ya sea, en lo que respecta al karate-do como en otros sistemas de lucha japonés como por ejemplo el kenjutsu.
El karate-do no está pensado para durar, debe ser rápido, un instante entre reacción y eficacia. Sin importar descubrir de manera notoria alguna parte del cuerpo. No por ingenuidad los antiguos guerreros sacrificaban la seguridad corporal por un ataque de máxima potencia y entrega total. La determinación japonesa no es física, fue fraguada por el Shinto que los vincula con deidades y establece su estrecha relación con la tierra y sus diferentes ciclos. Por otro lado el Budismo les otorga la constante renovación de la vida y les propone el despertar sin dogmas, sólo por el descubrimiento directo y personal de la realidad.
Recordemos además que en el Japón medieval el honor era un bien absoluto. Muchas veces se anteponía perder un combate antes de poner en tela de juicio el honor personal o el de la familia. No bastaba con ganar la lucha, había que ganarla según el protocolo del contexto social de la época. En esta sociedad en donde el orden social firmemente impuesto le daba color a la responsabilidad que cada individuo tenía con la comunidad, es donde surge el karate-do. En Okinawa, se alimentó con el secreto y con un ánimo contestatario. Luego al ser aceptado como Budo se reafirma en el sentir plenamente japonés.
El kihon de combate no busca ser una medida inescrutable, sólo busca construir los cimientos elementales para pulir la biomecánica de lucha y el soporte mental. Copiar y ejecutar un movimiento de karate-do en el plano corporal no basta para entenderlo, es necesario conocer su contexto cultural, lo que implica que al confrontarlo con el nuestro no siempre estarán de la mano y este encuentro debería permitir una importante revisión en el nivel pedagógico y de efectividad del karate-do, además de ofrecer un nuevo caudal de evolución.
TRADUCCION AL PORTUGUES.
O estudo da luta corpo a corpo mudou no curso da história humana, em função dos processos culturais e sociais em curso, as características geográficas onde você vive e do estado da tecnologia. Também vale a pena notar que há muitos fatores que fazem evoluir e estabelecer-se em seu momento histórico, com características que o levam à busca de eficiência em um quarto de mudança marcada com o movimento do corpo, a nossa condição natural estipulado pela biomecânica.
O karate-do, sistema de combate do Japão, é um exemplo de como as influências culturais podem afetar ou influenciar os movimentos técnicos de um sistema de combate próximo.
O karate kumite básicos desenvolvidos fazem em suas versões de gohon kumite, kumite Sanbon, kumite Ippon, Ippon Kumite Kaeshi, Jiyu ippon kumite, kumite Okuri, e por extensão o shiai kumite, Happo Kumite, etc. são caracterizados pela forma elaborada e detalhada para estudar o movimento em relação ao combate, e prática de revisão orientada de distância, tempo, precisão, o movimento dos membros superiores e inferiores centro de gravidade, a capacidade de adaptação física e emocionais em função das características dos pontos vitais do adversário, valores, foco, emocional, mental, tempo de reação e outros fatores importantes na luta interna.
Este argumento é tão amplo em conteúdo e dificuldade de aprendizagem que cada um de seus componentes são incentivados a apoiar uns aos outros, construir um conjunto de educado e controlados movimentos do corpo que traduzem o karate para enfrentar a realidade do combate, mas concordam que este tem a dificuldade das circunstâncias e do interesse fervoroso do adversário. As técnicas de ataque e defesa do karatê com ênfase em emergentes precisas posições estáveis, atingindo na rotação do quadril, chutando uma expansão total do corpo, procurando sempre a eficiência e precisão. Os movimentos de karatê surge sem aditivos e é alimentado por valores fundamentais da nação como o Japão, honra, lealdade, harmonia, coragem, amor à pátria e um alto senso de sobrevivência.
Ela mostra uma história japonesa com cultura austera, sendo uma ilha cercada pela imensidão do mar, sem saber quando um terremoto vai deixar a cidade continuar inteira, sem dúvida, temperando o espírito e as condições mentais da sintaxe da nação em direção a um constante estado de alerta . O perene é visto como ilusório, apenas a certeza de perecíveis aberto no Japão sobre o espírito efêmero. Karate-não têm adornos, muitas vezes, expõem argumentos técnicos de grandes partes do corpo, a vitória nem sempre esperar a salvação: "A flor de cereja é bonita naquele momento, quando ela cai."
O código militar exigente e filosófico imposto por vários séculos a classe samurai marcou os protocolos sociais e comportamentais, tanto guerreiros como os outros membros da sociedade, até mesmo os seus detractores e inimigos. Para ganhar, você tinha que saber os costumes do adversário. Que melhor exemplo de que o espírito de sobrevivência e orgulho de Okinawa, onde se construiu o alicerce do karatê.
O pedestal máximo Bushido conduziu a natureza efêmera da vida e da intensidade de viver no agora proposto Zen Budismo. A técnica parece corpo seguro de combate, quer em relação ao Karate-do japonês como em outros sistemas de combate como o kenjutsu.
Karate-do não é feito para durar. Deve ser rápido, entre um momento de reação e eficácia, independentemente marcada para descobrir uma parte do corpo. Não para os antigos guerreiros sacrificados, segurança ingenuidade corporal por um ataque de potência máxima e total entrega. A determinação do japonês não é física, foi forjada pelas divindades xintoístas e estabelecendo ligações com a sua estreita relação com a terra e seus ciclos diferentes. Por outro lado, o budismo dá-lhes a renovação constante da vida e oferece-lhes o despertar, sem dogmas, apenas pela descoberta pessoal direta da realidade.
Lembre-se ainda que, no Japão medieval a honra era um bem absoluto. Muitas vezes chegou antes de perder uma batalha antes de pôr em causa a honra pessoal ou da família. Não foi o suficiente para vencer a luta, teve de ganhar de acordo com o protocolo do contexto social da época. Nesta sociedade onde a ordem social imposta com firmeza deram cor à responsabilidade que cada indivíduo tinha com a comunidade, é onde o karate-do emerge. Em Okinawa, o segredo foi alimentado com um estado de espírito rebelde. Então, quando ele foi aceito como Budo, reafirmada no japonês totalmente sentida.
O kihon batalha não pretende ser uma medida inescrutável, apenas pretende construir os fundamentos básicos para polir a biomecânica da luta e do apoio mental. Copia e execução de um movimento de karate-do no plano do corpo não é o suficiente para entender, é preciso conhecer seu contexto cultural, o que significa que, quando confrontados com a não estar sempre em nossas mãos e este encontro deverá permitir que uma grande revisão no nível educacional e a eficácia do karatê-do, além de oferecer uma grande variedade de novos desenvolvimentos.