EL
KARATE DO, AERÓBICO O ANAERÓBICO?
Por Dr. Alexander Matos
Por Dr. Alexander Matos
En
la práctica del Karate Do, es muy útil entender conceptos científicos de
nuestro cuerpo que bien orientados; pueden otorgarnos beneficios adicionales.
La
práctica de artes marciales, y en el caso particular del karate Do, se
caracteriza por la complejidad y variabilidad de situaciones que exigen una
gran condición física; mezclando potencia muscular, elasticidad, resistencia,
fuerza y precisión del movimiento.
El
kata y el kihon, tienen un ritmo y
tiempo de ejecución moderado; caracterizado por gran potencia y calidad del
movimiento, es un ejercicio aeróbico, requiere
una gran cantidad de oxígeno para generar la energía que se necesita en un
ejercicio prolongado. La visión complementaria de un adecuado ritmo de
respiración optimiza una excelente ejecución.
El
kumite a diferencia es un ejercicio anaeróbico haciendo referencia
al intercambio de energía sin oxígeno en un tejido vivo. El ejercicio
anaeróbico es una actividad breve y de gran intensidad donde el metabolismo
anaeróbico tiene lugar en los
músculos. De allí que una intensa ejecución genera en pocos minutos una rápida fatiga muscular.
Desde
su ejecución deportiva hasta un kumite extremo, con toda la descarga de
adrenalina que acompaña el instinto de
sobrevivir; siempre encontraremos, una intensa actividad anaeróbica; siendo el
principal enemigo de nuestros músculos la acumulación de ácido láctico,
generalmente responsable del dolor y la contractura muscular que nos limita.
El ácido láctico proviene de
la descomposición de glucosa cuando no hay presente oxígeno (metabolismo
glucolítico), es decir, en un ejercicio anaeróbico donde hay mucha
intensidad y poca duración. En condiciones normales ese ácido láctico y cuando
estamos entrenados se reutiliza y no hay mayor problema.
Pero cuando seguimos con intensidad
un ejercicio, el ácido láctico comenzará a acumularse al no darle tiempo al
organismo a retirarlo. Esto provoca la acidificación de fibras musculares, que
tiene dos consecuencias importantes:
- Se
inhiben las enzimas encargadas de romper la molécula de glucosa para
obtener energía, por lo que se nos corta el grifo energético de esta vía y
como sabemos, si no hay energía, no hay movimiento.
- Se
impide que el calcio se una a las fibras musculares y consecuentemente se dé
la contracción.
Por tanto, cuando hay mucho ácido
láctico en el cuerpo, no tenemos ni energía ni capacidad para contraer los
músculos, esto no es otra cosa que fatiga y lo mejor que podemos hacer es parar
el ejercicio o actividad.
¿Cómo podemos evitar el ácido láctico?
·
Con
entrenamiento, el organismo despliega mecanismo adaptativos que hace que el
ácido láctico no se acumule tan rápidamente y si comienza a hacerlo, el músculo
lo soporte de forma más efectiva.
·
Alternar
actividad aeróbica con anaeróbica
·
Aumentando
de manera progresiva los tiempos de ejercicio anaeróbicos.
·
Lograr un
buen ritmo de respiración; aprender a respirar en la ejecución del Karate DO.
La investigación en los últimos años
ha demostrado que aunque es importante una producción menor, la clave para el éxito atlético es poder
despejar el lactato del músculo donde es producido.
Si el atleta entrena bien, su cuerpo
moverá o transportará el lactato a otro lugar rápidamente y resolverá el
problema de tener niveles muy altos de lactato en los músculos. Esto significa
que cuando un atleta compite en un alto nivel podrá mantener niveles altos de
esfuerzo durante más tiempo si su cuerpo despeja el lactato rápidamente.
Debido a que el lactato juega un papel
tan importante en la producción de energía y el desempeño deportista, los
fisiólogos del deporte y los entrenadores han desarrollado varias maneras de
medir y controlarlo.
La manera más común de medir el
lactato es mediante una prueba de
ejercicio graduado. Por ejemplo, realizar kumite en velocidades
progresivamente más rápidas mientras el entrenador mide el nivel de lactato en
cada velocidad.